Un niño estadounidense estuvo durante tres años buscando respuestas a una dolencia que le causaba fuertes dolores crónicos. Después de visitar a 17 médicos diferentes y recibir múltiples diagnósticos sin respuestas adecuadas, su madre decidió recurrir a la aplicación ChatGPT para obtener una opinión adicional.
La inteligencia artificial de ChatGPT sugirió que el niño posiblemente padecía el síndrome de la médula anclada, una rara afección en la cual la médula espinal se adhiere a los tejidos circundantes de la columna, impidiendo su estiramiento adecuado a medida que crece.
La madre del niño investigó en un foro de Facebook dedicado a padres de niños con esta enfermedad, y todos los síntomas coincidían con lo que su hijo experimentaba. Acudió a una neurocirujana, quien al revisar las resonancias magnéticas del niño, confirmó el diagnóstico. Resultó que Alex, de 7 años de edad, tenía ese síndrome, aunque ningún médico anteriormente había logrado identificarlo.
El viaje médico fue largo y lleno de diferentes diagnósticos. Inicialmente, el niño experimentaba fatiga y dolores musculares, a lo que se sumaron el rechinar de dientes y la tendencia a morder. Aunque el médico de cabecera y los especialistas sugirieron diversas explicaciones, ninguno de ellos logró identificar correctamente el síndrome de la médula anclada.
La lección de esta historia es que, si bien la inteligencia artificial puede ser útil en el diagnóstico complementario, no debe reemplazar la consulta médica profesional. Aunque ChatGPT acertó en este caso, se ha demostrado que puede cometer errores y proporcionar información falsa. Además, ciertas enfermedades poco comunes, como el síndrome de la médula anclada, requieren la colaboración de un equipo médico multidisciplinario para su diagnóstico y tratamiento adecuados.
Fuente: Artículo original sin enlace