El reconocido escritor Stephen King ha compartido su opinión sobre la inteligencia artificial (IA) y su capacidad para emular la creatividad humana, especialmente en el ámbito de la escritura y su potencial en la generación de libros.
En un ensayo publicado en The Atlantic, King ha afirmado que no tiene ningún problema en poner a disposición de la IA sus obras para que esta pueda utilizarlas, aprender de ellas y generar contenido basado en esos textos. El autor destaca la importancia de que los escritores, incluso los humanos, lean constantemente para nutrir sus obras, y considera valioso que los libros sean aprendidos por los sistemas de IA para que puedan producir textos de mayor calidad.
Aunque reconoce que la creatividad de la inteligencia artificial todavía no está a la altura de las capacidades humanas, King no teme su potencial. Sin embargo, también enfatiza la necesidad de precaución, teniendo en cuenta la calidad de los sistemas actuales. Compara los poemas generados por IA con “el dinero de las películas”, que a primera vista parece bueno, pero que no es tan convincente tras un análisis minucioso.
King considera que el crecimiento y la mejora de la IA son inevitables. Aunque reconoce que no puede detener este avance, ve importante moldear y nutrir esta tecnología con buena información para obtener resultados de calidad.
A diferencia de otros escritores que exigen compensación por el uso de su trabajo por parte de empresas de IA sin su consentimiento, King no tiene problema en que sus libros sean utilizados por la IA. Para él, el crecimiento de esta tecnología es inevitable.
En resumen, Stephen King ve el potencial de la inteligencia artificial para la escritura y está dispuesto a compartir sus obras para que la IA las utilice y genere contenido basado en ellas. Reconoce la necesidad de precaución y afirma que el crecimiento de la IA es inevitable. Mientras otros escritores exigen compensación, King ve el avance de la IA como algo inevitable y necesario de moldear con buena información.
Fuentes:
– EFE
– The Atlantic