La inteligencia artificial (IA) ha revolucionado la sociedad de la información y el conocimiento, generando análisis exhaustivos sobre su impacto en diversas industrias, como las finanzas, las administraciones públicas y la educación. En este sentido, resulta relevante plantear cómo puede posicionarse el sector de la comunicación, especialmente el periodismo, en este nuevo escenario.
Para comprender esta realidad, es valioso recordar el modelo de construcción del conocimiento que se conoce como la pirámide o jerarquía del conocimiento. Esta teoría sostiene que la organización y presentación de los datos es fundamental para transformarlos en información significativa y útil, capaz de generar conocimiento y comprensión. En este proceso, el lenguaje juega un papel esencial, ya que guía el análisis y la estructuración de la información.
Sin embargo, es importante tener en cuenta que la generación de conocimiento es un fenómeno humano que ocurre en la mente humana. A diferencia de las etapas anteriores, que pueden externalizarse y manipularse en diferentes soportes físicos, como el papel o un disco duro, la reflexión y el pensamiento son procesos intrínsecos a la mente. El lenguaje actúa como vehículo principal de comunicación y también influye en la construcción del conocimiento.
En este contexto, surgen los modelos lingüísticos, como ChatGPT, basados en chatbots que generan interacciones lingüísticas aparentemente humanas. Estos modelos no manipulan significados ni generan comprensión y conocimiento como lo hacen los humanos. Aunque pueda parecer que estas IA poseen inteligencia y capacidad de comprensión, en realidad, solo generan formas lingüísticas careciendo del significado humano.
Es necesario reflexionar sobre el lenguaje utilizado al referirnos a estos modelos lingüísticos como “inteligencia” o “aprendizaje”. Si bien estos términos asocian características humanas a los algoritmos, es importante comprender que son solo representaciones ilusorias.
En cuanto al periodismo, enfrenta el desafío de la IA en la generación de noticias falsas y desinformación, donde las imágenes generadas por IA resultan cada vez más difíciles de distinguir de las reales. El periodismo tiene como función proporcionar información veraz y honesta a la ciudadanía, basándose en la representación fiel de la realidad. No obstante, en la era de la posverdad, observamos un desinterés por la relación entre el relato y la realidad, más cercano a la manipulación de creencias y emociones que a la búsqueda de la verdad.
En conclusión, si bien las IA no poseen una noción de verdad o mentira, pueden convertirse en fuentes de desinformación. Por lo tanto, aunque los modelos lingüísticos como ChatGPT no reemplazarán al periodismo en su función social, complican su labor al generar información sin interpretación de la realidad. En este contexto, es esencial que el periodismo se mantenga comprometido con la verdad y continúe proporcionando información verificada y confiable a la sociedad.
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