Trabajadores filipinos son explotados en el negocio de la inteligencia artificial
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Trabajadores filipinos son explotados en el negocio de la inteligencia artificial

Los cibercafés de Filipinas están llenos de trabajadores que clasifican y etiquetan datos para modelos de inteligencia artificial. Estos jóvenes trabajadores anotan masas de datos que las empresas estadounidenses necesitan para entrenar sus modelos de IA. Diferencian objetos en videos y etiquetan imágenes para que la IA pueda generar representaciones de personas famosas. Sin embargo, esta tarea no es reconocida ni valorada adecuadamente. Más de 2 millones de personas en Filipinas realizan este trabajo colectivo, pero a menudo se encuentran sujetos a explotación.

La empresa Scale AI es una de las principales compañías que contrata a estos trabajadores a través de su plataforma Remotasks. Sin embargo, antiguos empleados han denunciado que la empresa paga tarifas bajísimas, retrasa o retiene los pagos de forma rutinaria y no ofrece canales de apelación a los trabajadores. Esto ha llevado a que grupos de derechos humanos e investigadores laborales critiquen a Scale AI por no respetar las normas laborales básicas para sus trabajadores en el extranjero.

Los trabajadores entrevistados han confirmado que han experimentado retrasos, reducciones e incluso cancelaciones de pagos en la plataforma Remotasks. A menudo ganan mucho menos que el salario mínimo establecido en Filipinas, lo que evidencia una explotación laboral significativa. Aunque Scale AI afirma en su sitio web que paga tarifas justas, los trabajadores han revelado comunicaciones internas de la empresa que demuestran lo contrario.

Este fenómeno plantea una preocupación ética y normativa en el campo de la inteligencia artificial. Las empresas que producen tecnología de IA están aprovechando la mano de obra barata del Sur Global y eludiendo las regulaciones laborales existentes. Es necesario considerar un marco ético y legal que proteja los derechos y el bienestar de los trabajadores involucrados en este negocio de la IA.

Fuentes: The Washington Post